12 ene 2018

Asumiendo lo que soy (Relato corto)



Y allí estábamos, sentados en aquella vieja cafetería un sábado lluvioso por la tarde.

Y allí estaba ella, la culpable de mi estado de nervios esa tarde.

Unas semanas antes habíamos coincidido para tomar un café… y su efusividad me había sorprendido bastante, sobre todo cuando una y otra vez ponía su mano sobre mi muslo.

Aquel gesto, quizás inocente me había traído por la calle de la amargura toda la semana, pero solo porque cometí el error de contárselo a quien no debía…
Hacía tiempo que hablábamos, compartíamos charlas a menudo de cosas más o menos banales, algunas serias y otras que provocaban risas….

Pero de alguna manera me conocía mas allá de lo que yo mismo hubiera querido. Había conseguido producir en mí sensaciones que creía impensables… Me había hecho sentir un extraño conmigo mismo.

Cuando le conté lo sucedido con esta chica… sin saber muy bien como, ahí estaba… me espetó de una manera natural un:

*“Eres un poco putilla”.

Si, ya sé que para muchos esas palabras no tendrían mucha importancia… pero yo sabía que detrás de ellas había mucho más.

Poco a poco iba leyendo como me decía cada una de los pensamientos que yo había tenido con aquella chica…

  Que si su mano subiera un poco mas…
  Que si encontrar una ocasión para rozarme con ella.

¿Pero como carajo lo sabía? ¿Tan fácil le resultaba?

Y claro, no podía quedarse ahí…  Parecía bruja y también me hablaba de lo que estaría pensando en el próximo encuentro que tuviera con aquella chica. 

 *  “Como vuelva a tocarte… terminarás teniendo una erección.”

No, aquello no sería verdad. Soy un tío que controlo bastante bien, así que no me vería en aquella situación.

De camino a la cita, me iba repitiendo una y otra vez que aquello no iba a pasar. Podría aguantar. Intentaba sacar de mi cualquier pensamiento morboso para que mi cabeza estuviera lo más fría posible.
Y cuando llegué a la cafetería parecía que me hubiera tomado 20 tilas.
Iluso de mí.

Cuando nos sentamos en la mesa, rezaba porque la chica se sentara en la otra punta y ponerme las cosas más fáciles aun.

Pero no, algo me dice que hizo todo lo posible por sentarse a mi lado.

Un escalofrío me recorrió de inmediato. Cada vez que la veía mover las manos me ponía aun más nervioso y resoplaba para dentro.

No conseguía concentrarme en la conversación, solo miraba sus manos deseando que no se volviera a repetir la situación de la otra vez.

Pero no soy afortunado, o quizás si porque cualquiera hubiera estado deseando aquel gesto… y yo sin embargo, en cuanto sentí sus dedos en mi muslo sentí como resonaba en mi cabeza aquel:

*” Eres un poco putilla”.

De repente todas nuestras conversaciones se vinieron a mi cabeza. Imaginé tal y como Ella me había dicho… deseando que la mano de la chica subiera un poco más y fuera a rozar mi paquete. Me imagine en el baño de aquella vieja cafetería, pegándome a su trasero por detrás y metiéndola mano como si llevara siglos deseando hacerlo. Me imaginé allí mismo, metiendo mis manos por debajo de su falda y acariciándola por encima de las bragas.

Imaginé todo lo que no debía…

Y cuando volví a sentir su mano en mi muslo, mi cara cambió de color…

Porque efectivamente, sin saber en qué momento había sucedido ni como…
Tenía una erección.

Mi siguiente pensamiento fue… ¿Qué va a decir cuando lo sepa?¿Que vendrá después de esto?.

1 comentarios:

Unknown dijo...

El relato es muy bueno, y deja ganas de saber como continuará

Publicar un comentario